Tuesday, December 6, 2022

Una tarde en Bend

 Afortunadamente, no tengo donde estar mañana. Ni pasado. Ni pasado. Puedo hacer lo que quiera. POr ejemplo ahorita ando en un café equis en bend, Oregon, tomando un latte descafeinado. Hoy en la tarde a lo mejor me tomaré una cidra o dos, veré la tele, y mañana decidiré si me quedo otro día en bend o si me lanzo aún más para el sur. El sur que me llama. El sur que me sopla cosas bonitas al oído. Mark, vente pa acá. Acá no hay tanta lluvia. Acá hace más calor. Podría ir hasta México, hasta baja California. Podría empezar una nueva vida, que es lo que siempre quiero hacer. 

Bueno en realidad mi vida de Seattle está bastante bien. No me quejo mucho. Pero a veces hay que salir para despejarte la cabeza, ¿no? Esta mañana por ejemplo di una caminata por el Deschutes River. Vi unos boulders. Escuché el suave pisoteo de mis zapatos en la nieve. La nieve que calla todos los sonidos. Entonces camine al lado del río, el río a mi lado derecho, los boulders a mi lado izquierdo, la nieve bajo mis pies y el solo que filtraba por los pinos. No ví a mucha gente. Era resbaloso. Y al final decidi no escalar simplemente porque no tenía muchas ganas. Mi cuerpo me agradece unos días de descanso. Trato de hacer lo que es bueno para mí, olvidando el acondicionamiento social que influye tanto en nuestras decisiones. Esa es mi gran meta de ahora, aprender escuchar a mi cuerpo y la esencia de mi mente, cavando más allá de las muchas capas de acondicionamiento. 

Entonces. 

Mañana quizás llegue a reno. O a lake Tahoe. O a alturas, California. O a un lugar completamente diferente. No voy a decidir ahorita y no voy a estresar. Voy a buscar nuevas llantas para mí carro, y voy a disfrutar la noche Bendina. 

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